Gran Escuela Mística del Harán

FE, LA FUERZA SUPERIOR DE LA VERDADERA VIRTUD

FE, la Fuerza Superior (85)de la Verdadera Virtud (364) ¿Cuántas generaciones crecieron con la presencia de la oración o el rezo de las abuelas, tías e incluso las mamás? Seguramente recuerdes a las rezanderas de los barrios, pueblos o tal vez ciudades. Aquellas personas que te decían: “Mujer u hombre de Poca FE” cuando te veían dudar o temer por algo, cuando tu alma se llenaba de  incertidumbre y ansiedad al no saber qué pasaría con aquello que anhelabas.  Y si, esas sabias palabras tenían razón. Porque, cuando falta la FE, Descuidamos la Tranquilidad (31), Causa Incertidumbre (634) y Enloquece nuestra Mente (355). Caemos en la Depresión (148) y Atormentamos nuestros  Sentimientos (22:4), para terminar diciendo: “¿Por qué me pasa esto a mi?”… Sin darnos cuenta que, en realidad, lo que nos falta es FE en la vida. Pero, ¿Qué es la FE según el Harán? La FE es una energía de Fuerza Superior de la Verdadera Virtud, es un sentimiento que fluye como energía en el mundo y el universo. Desde mi vivencia como practicante del Harán, la FE es la exigencia de la manifestación de virtudes como el Desapego (31), Control de mis Instintos (31) y la Fuerza Espiritual (85) de mi propio Mundo (4).  Básicamente, es confiar en lo que vivo diariamente en la vida, y ser consciente que cada experiencia trae consigo una enseñanza de vida para mi proceso como alma humana. Por eso, cada realidad es diferente, pero las virtudes siempre serán las mismas para todos. A menudo se nos ha enseñado que tener FE es simplemente creer sin ver. Pero desde una mirada más elevada —como la que enseñamos en la Gran Escuela Mística del Harán—, la FE no es un refugio en la ignorancia, sino una virtud consciente, una fuerza poderosa que se cultiva con el alma despierta. Tener FE es confiar profundamente en que lo invisible sostiene lo visible, y que toda experiencia, incluso la más difícil, tiene un propósito espiritual. Cultivar la FE es un acto de liberación del EGO, pues, la mente racional, atrapada en el miedo, siempre exigirá pruebas. Pero el alma no necesita pruebas físicas, necesita de conexión energética. Por eso, el primer paso para tener FE es reconocer la existencia de un orden superior, más sabio que nuestras propias expectativas. La FE también es acción. Muchos creen que tener FE es esperar. Pero esperar sin actuar es solo no responsabilizarse por lo que se anhela. En cambio, la FE verdadera se demuestra caminando, obrando, decidiendo desde la confianza, o como lo dice el dicho popular, “A Dios Rogando y con el Mazo Dando”.  Cuando nos alineamos con el bien, cuando agradecemos antes de recibir, cuando elegimos la virtud aun en medio del dolor, estamos diciendo: “Yo ya confío.” Y esa confianza se vuelve una brújula que transforma la realidad. Quien cultiva la FE como virtud no está exento del caos, pero camina con propósito. La FE te sostiene cuando las certezas se derrumban. Te protege del EGO, te despierta al amor verdadero, y te eleva a vivir una vida guiada por lo espiritual, no por lo mundano. En la Gran Escuela Mística del Harán, la FE es una virtud. Y quien la integra, conecta con su mundo interior. Por: Rocío Rueda A.