La Sonrisa que Embellece: El Arte de Sonreír con el...
Leer másGran Escuela Mística del Harán
En un mundo saturado de estímulos visuales, palabras y ruido emocional, la Sonrisa emerge como uno de los gestos más poderosos, universales y profundamente humanos. Pero no cualquier sonrisa. Hablamos de esa que nace del alma, que es expresión divina de la virtud, de una persona que ilumina el rostro sin esfuerzo, siempre de manera natural y simplemente hermosa, que no busca aprobación sino conexión. La sonrisa auténtica es un arte sutil, un lenguaje silencioso que comunica gran paz, seguridad y armonía en el entorno en donde se manifieste la virtud.
Sonreír no es solo mover unos músculos faciales; es un estado de conciencia. Así como un pintor elige los colores con intención, o un bailarín confía su cuerpo al ritmo con autenticidad, y seguridad al bailar. La sonrisa verdadera surge del alma cuando hay Armonía en cada persona. Es por esto que la sonrisa genuina se percibe, se siente y se contagia. Es energía en movimiento.
El artista de la sonrisa no fuerza su gesto, siempre es naturalmente bello. Su sonrisa no necesita explicación porque su sola presencia comunica alegría, serenidad o empatía. En cambio, una sonrisa fingida —como una obra sin alma— puede ser técnicamente perfecta, pero carece de vibración emocional. Y eso, los seres humanos lo captamos de forma instintiva.
La ciencia ha demostrado con claridad que una sonrisa verdadera —la llamada “sonrisa de Duchenne”, que involucra tanto la boca como los ojos— tiene efectos inmediatos y profundos tanto en quien la ofrece como en quien la recibe.
Además, que la gesticulación conlleva al movimiento de ciertos músculos del rostro, como ejemplo, una sonrisa natural, sincera y empática siempre llevará al uso de solo 12 músculos, mientras que una sonrisa falsa, hipócrita y anti-virtuosa conlleva el uso de 43 músculos del rostro, generando que éste se arrugue a causa de las expresiones contrarias a la felicidad, como la tristeza (2), la amargura (2), el llanto (2), tormento (2) y desilusiones (2).
Pero, qué beneficios tiene el sonreír: Además de alimentar la virtud interna en cada persona que manifiesta ésta expresión divina, científicamente produce:
Libera endorfinas, dopamina y serotonina, sustancias químicas asociadas con la felicidad, el bienestar y la reducción del estrés.
Disminuye los niveles de cortisol, ayudando a reducir la ansiedad y la tensión.
Fortalece el sistema inmunológico, ya que promueve un estado de calma que favorece las defensas naturales del cuerpo.
Activa circuitos neuronales de recompensa, similares a los que se activan con experiencias placenteras como escuchar música o estar en contacto con seres queridos.
Estudios en neuro-ciencia han demostrado que el cerebro no distingue completamente entre una sonrisa real y una sonrisa voluntaria (cuando se mantiene el gesto por varios segundos). Esto quiere decir que incluso sonreír “con intención” puede generar beneficios reales, aunque el alma aún esté alcanzando ese estado de plenitud.
Sin embargo, cuando la tristeza (2), la Amargura (2), Las Ilusiones (2) o Desilusiones (2) son muy grandes, la reprogramación de la mente, enfocando la atención a pensamientos de felicidad, estrategias y objetivos diferentes a la situación que se vive, permitirá que la persona estimule la neuro-plasticidad de su cerebro y pueda generar un cambio de vibración en su psiquis, mente, sentimientos y acciones.
En la Gran Escuela Mística del Harán, más exactamente en las enseñanzas virtuosas del Harán, la manifestación virtuosa en una sonrisa verdadera, genera unos Psico-Antídotos: Eter-Celeste y Tierra-Aromática que se plasman en los Bio-Circuitos del cuerpo humano, fortaleciendo el Nervio Óptico, optimizando la visión en cada persona. A su vez, le confiere una buena visión psicológica y mental para los negocios y el dinero.
Desde una perspectiva espiritual, la sonrisa es una manifestación externa de la Luz Interna (24).
La sonrisa es un puente entre el alma y el mundo. Cuando alguien sonríe con autenticidad, se alinea con su energía más pura, conectando con los demás desde un estado de presencia. Es por eso que una sonrisa sincera puede calmar, sanar, unir y transformar.
Así como la sonrisa verdadera comunica sin palabras, la sonrisa falsa también transmite. El lenguaje corporal, la mirada, la tensión en el rostro y la incoherencia emocional son detectados casi de manera intuitiva por quienes nos rodean. Las neurociencias han descubierto que somos expertos —aunque inconscientes— en leer microexpresiones faciales. En fracciones de segundo, el cerebro humano identifica si la sonrisa que ve es real o impostada.
Por ello, es fundamental fomentar la autenticidad emocional: permitirnos sentir, sanar, y desde allí, regalar al mundo sonrisas que nacen de un espacio genuino. No para complacer, sino para conectar. Por eso, Sonríe (24) desde el alma. No por obligación, sino por elección. Porque el mundo necesita menos máscaras y más corazones abiertos.
Por Rocio Rueda A.
Oficina Comunicaciones del Harán
La Sonrisa que Embellece: El Arte de Sonreír con el...
Leer másFE, la Fuerza Superior (85)de la Verdadera Virtud (364) ¿Cuántas...
Leer más“Nosotros enseñamos el Cambio que la Humanidad Necesita” Con palabras...
Leer másPor la mediocridad, se repiten, una y otra vez las...
Leer másSubscribe to get the latest posts sent to your email.